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ELIANA

 

 

 

25 acallamientos al grito en voz de pájaro, por las presiones, por la intimidación, por el dedo señalador de un país donde la inconformidad es una manifestación maligna de locos y terroristas.

 

De la resonancia go-gó, para mediados de los 60, surge una voz femenina, de potencia y mensaje contestatario, una mujer menuda salida de las montañas empinadas de Medellín. En un canto contravía a los deseos comerciales de empresarios de la moda y en medio de la dualidad de cantar o callar, Eliana canta.

 

[…] se oyó una voz que impuso silencio, restituyó un sentido a la música, la desembarazó del ruido delirante, era la voz de Eliana que cantaba y estrenaba un ritmo de balada con poemas nadaístas. […] Decidimos poetizar la música o musicalizar la poesía, y en esta alianza confiamos el mensaje de nuestra rebeldía. [1]

 

El panorama de pavos reales tongoneándose con corbatas sobre la miseria material ajena, detona en la mirada de Eliana una denuncia, una crítica, una contraposición hacia aquellos de elegancia y decoro para robar.

 

El Tinturero, La flor para Mascar y Qué más quieren los Señores comenzaron a sonar en las emisoras nacionales y en los conciertos del Festival de Vanguardia.  Esas tonadas que se difundían por la radio pasaron de libres a censuradas por poderes políticos y económicos que prohibieron a las emisoras emitir las canciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Comenzaron a llamarme de los controles de radio, quienes gustaban de mi música, para decirme que les habían pasado unos memorandos prohibiendo mis canciones. Recibí mensajes donde me decían “¡Cuánto quiere por no cantar, bruja miserable!, e incluso algunos mandamás en los medios habían rayado mis discos. Igualmente a quienes me presentaban en sus programas de televisión les quitaban los comerciales y como eran mis amigos preferí hacerme a un lado antes de perjudicarlos. [2]

 

Hoy, pasados 25 años de silenciar sus letras, Eliana regresa con los Hermanos Escamilla en un proyecto para homenajear a América en canciones. Aunque el tiempo haya pasado y se haya acallado en su transcurso, Eliana sigue siendo una mujer combativa desde adentro, una mujer que rechaza la violencia y que utiliza como arma su voz. Canciones rebeladas, que siguen sonando a pesar de los silencios.

 

Eliana permanece como un valor indeclinable de la música moderna en Colombia. Pues ella canta por ese imperativo que hace del arte una razón de vivir, una sed insaciable, y un destino. [3]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

[1] ARANGO, Gonzalo, “Eliana, El Corno y un Acto de Fe”, Cromos, 3 de marzo de 1969. Pág. 60.

[2] Entrevista con la Cantautora Eliana Primera

[3] Ibíd. ARANGO, pág.60. 

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