top of page

Cumpleaños del tiempo


He comprendido en la mitad de estos dos pasos que un año acaba de pasar
Cada minuto
cada segundo
pasa un año
porque todos los 
años

no empezaron al mismo tiempo. Empecé este poema
cuando tenía 7 años
y ahora tengo 700.

 

 

 

Comenzar. Recorrer un camino sin saber el norte, sin saber el sur. Somos niños para saberlo todo, somos viejos para recordarlo todo, somos para olvidar. De repente, una a una como si fuera magia, las piezas del rompecabezas se unen trazando senderos de una historia de muchas vidas. María de las Estrellas es de versos al sol, inocentes y conscientes, tan infantiles como las arrugas de los 100. En un mundo de muchos personajes y lugares, de gentes de este planeta y de otro “La casa del ladrón desnudo”, por mencionar muchas de sus líneas, bombardea la cabeza con selenitas para crear una ilusión.

 

“Esas alas eran azules grises, con flores en la mitad blancas y negras. Podían volar hasta el infinito, y del infinito para arriba”. [1]

 

Fugaz como su vida, pero interminable como su edad mental, María de las Estrellas Uhart Carrasquilla, nombre dado por ella misma, nace en 1967 bajo el signo de Géminis en Bogotá. Hija de Leonor “La Maga” y Eduardo Uhart, María escoge sus pasos, sus líneas, su nombre y sus propios padres. Con amor entrañable por La Maga, María de las Estrellas dedica sus obras a “la mejor mamá que he tenido en mis vidas" e incluye como vitalidad en su trasegar la presencia de su compañero, cuasi padre, siempreamado, Jota Mario Arbeláez.

 

Mientras su madre lee el tarot y trabaja en señales de ultramundo, María de la Estrellas, de 3 años, sobre el papel crea orbes y ogros, lee poemas y escribe magia. En esos pasos, Jotamario integra el nadaísmo con el pensar deslumbrante de la maguita, y ella acoge el movimiento como una mundito de viejos polémicos y poéticos, quizá un reflejo suyo de cuando sea viejita.

 

[…] Los nadaístas eran Amílkar U., Jotamario Arbeláez, el poeta X-504, María de las Estrellas, Kafka, y mientras los espaguetis se comían a Beethoven, Beethoven tocaba sus trompetas, sus pianos, dirigía sus orquestas y decía que eso no era nada. Porque las rosas se detenían en todos los caminos del mundo y la Quinta Sinfonía ya no es nada para los poetas. Porque la Novena y la novela son de Cachifo. El poeta más novelista del mundo. Gonzalo es el cartel que tengo colgado en mi nariz. JanArb es la silla donde se sentaba la mosca de Modigliani. Y el Monje Loco es el cocuy que se me ha volado hoy.

 

De Eduardito Zalamea hablaré en otra ocasión. De Dariolemos digo lo que no me parece. Y de Eduardo Escobar digo lo que menos pienso. [2]

 

Entre fantasías y visión de lo inocente, María de las Estrellas interpreta, ama, acoge y adapta las realidades a sus historias mágicas. Acuña características del día a día, vistas en hombres terrestres, en males humanos, en violencias y en yerros de la tierra a sus personajes misteriosos y a sus vidas enmarañadas.

 

“En Marte no encontró nada sino puros hombres haciendo la guerra y se quedó desconcertado porque mientras más guerra hacían más hombres nacían”. [3]

 

Cumplido los 7 emerge su primer libro, compuesto por sus escritos de los 3 a los 7 años, “El Mago en la mesa”, en el que se encuentran poemas de amor, risas silenciosas, existencialidades infantiles, guiones de cine y desazones políticas. 

 

El zapatero no tiene zapatos
el carpintero no tiene madera
La secretaria no tiene secretos
el siquiatra no tiene loquitos

El médico no tiene remedio
la gracia no tiene payaso

Y yo
que tengo un planeta
dentro de mi botella
no tengo dónde poner mi botella
en este planeta.

 

 

Precoz y energética, María de la Estrellas comienza a estudiar filosofía y letras en la Universidad de los Andes. Veloz con su parpadeo, sus pasos y su tiempo, María, a sus 8 años, presenta su obra “La Casa del Ladrón Desnudo”, con la cual recibe el premio internacional de literatura en el Congreso Mundial de Brujería.

 

El ladrón desnudo como ángel era inmortal, pero durante su castigo en la tierra tuvo que sufrir varias vidas y varias muertes. Como siete. […] La séptima vez murió bailando con Hitler en cámara lenta y su cadáver fue rescatado por los indígenas. [4]

 

Terminar. Nacer, vivir, morir y revivir, como semilla fecunda en la literatura, como magia infantil en el nadaísmo, como capullo y sol. Finalizando sus trece años, el augurio de volverse flor, llega repentino en la carretera hacia Tunja. El entendimiento de María de la Estrellas en relación con la velocidad del tictac y la vileza mortal deja en las estrellas su partida y en la tierra su fulgor.

 

“Cuando esté grande no voy a hacer más poemas porque de chiquitica hice muchas cosas y cuando esté grande me convertiré en flor”.


Mª de las Estrellas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

[1]CARRASQUILLA, Leonor.“La casa del ladrón desnudo” en Cantos rodados. Santafé de Bogotá : Galería, La Maga Poesía , 1996. Pág.76.

[2]María de las Estrellas, “El reloj de la vida – Los nadaístas comen tierra” de El mago en la Mesa, Ediciones Libro Abierto, Bogotá, 1975. 174 págs.

[3] Ibíd. 88

[4][4] Ibíd. 85

bottom of page