La cundinamarquesa, artista de la Universidad Nacional, pareja del cantante nadaísta y madre de Eneas, trasiega en misteriosas pinceladas de su presencia, refleja mundos soñados, fantasías en orbes idealizados.
En compañía de Rosa Girasol, “No Hay Más Tomates” mana como un arcón de nada-poemas y nada-ilustraciones que dan paso a la creación desde el cuerpo como figura primera y vital. En uno a uno de los dibujos se aprecia la diversidad mujeril, los deseos de existencia, la alucinación de estar despierto, lo irrisorio y mutante del hombre animalizado.
Rosita Uribe, con sus bellas ilustraciones, hace poemas de tinta y pincel. Es más reconocida como dibujante y pintora de la Universidad Nacional de Bogotá, con siete primeros premios, dos internacionales, a su cuenta. Entre las dos hemos hecho este libro donde la imagen y la palabra refuerzan aún más los vínculos entre el artista y el público.[1]
En un grisáceo 13 de octubre del 72, en ese temor y esa prisa del fugarse de la realidad hacia esos mundos fantaseados y no pintados, de huir en esas líneas trazadas no recorridas, Rosita dibuja sobre ella misma las últimas siluetas terrestres.
“La delicada y transparente Rosita, de mirada ausente y soñadora, famosa en la farándula, en un esguince a las horas, en un gesto de hartazgo –inaceptable por la joven y hermosa– como un lirio sin tierra se fugó de la vida”.[2]
[1] GIRASOL, Rosa, URIBE, Rosita. No has más tomates, Editorial La Patria, Manizales. Invitación de Lanzamiento.
[2] ARIAS, Javier, “Al Vuelo”, El Pueblo, Manizales, Oct. 3 1976); pág. 12.
ROSITA URIBE
Rosita de pinturas intrigantes, sensitivas. En ellas la revelación taciturna de las inexistencias, del ser mujer.
Delicada, de largos cabellos y ojos profundos, Rosita Uribe llega al nadaísmo con sus dibujos y pinturas, musicalizadas con las tonadas de su compañero Gonzalo Navas, más conocido como Pablus Gallinazo.
Madre, pintora, nadaísta… fugaz.