Más allá de un menear de caderas, más que musas y amantes de intelectuales y poetas de la época, más que rezanderas y ejemplos de damas “cultas”; aparecemos escandalizando lo convencional. Negadas a seguir las estructuras de una cultura de imponentes condiciones, movidas entre el pecado y la oración, y pensándonos en esos límites del ser y el placer, las Mujeres Nadaístas, en medio de un movimiento irreverentes, de manifiestos y de hombres, fuimos verdaderas trasgresoras en un tiempo donde la mujer pensante es imprudente, en un país –doblemoralista y señalador– donde la mujer libre es maligna.
Alarmados nuestros padres, y los ajenos, ellos los de sombrero, rezo y partido roji-azul, nos llaman brujas, bárbaras y mujerzuelas. Algunas, aún temiendo la excomulgación, nos escapamos a los bares y cafés de Junín, participando allí de tertulias y conspiraciones, pintando y componiendo mujeriles obras… y sin darnos cuenta, en las andanzas del nadaísmo, rompemos con lo establecido, irrumpimos en el rumbo de nuestros propios caminos.
Hoy, a puertas de los 60 años de la NADA, las intimidades, obras y visiones de las mujeres nadaístas aún parecen esconderse entre trajes puritanos y a la sombra de una historia masculino-nadaísta. Por ello, entre los pliegues de estas páginas, De la Nada a la Asonada Mujeril será una cápsula a prueba de olvidos, que develará las siluetas femeninas, aquellas que marcaron una transición en la historia polémica y poética de Colombia; una poesía que trasciende las letras y se convierte en una vital irrupción –en cuerpo de mujer– para las memorias del nadaísmo, de su amnésico país, de sus futuras generaciones.
Asonada no es sólo ruido aunque fuimos bulla. Asonada es revelación, transición, cambio; así sean los años quienes revelen la importancia de los pasos dados. Asonada porque fuimos ASOciadas con la NADA y hoy somos huellas de resistencia. Mujeril, no es solo de mujer, es de brujeril, de lo indócil. Brujas porque lo fuimos tongoneantes para aquellos que temían a la otredad, a lo diferente. Mujeriles, por luchadoras, cambiantes y diversas; por creadoras, por vitales.
De la Nada a la Asonada Mujeril